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jueves, 19 de mayo de 2011

TERAPIA CON PERROS

Cada miércoles, de 09:00 a 11:00, en el Hospital de Solca, en Quito, un grupo de niños, afectados por algún tipo de cáncer, reciben terapia con sus mejores amigos: los perros.

Ha transcurrido un año desde que unas 10 mascotas, de Pets Plaza, un centro de adiestramiento canino, fueron entrenados para estar en contacto con niños y visitar el hospital. Para ello tres perros son bañados, se les lava los dientes, se les corta las garras y se les desparasita para que no contagien a los niños con ningún virus, explica Verónica Pardo, una de las dueñas de Pets Plaza.

Y los resultados han sido positivos, según la psicóloga clínica Edith María Dueñas, del servicio de pediatría de Solca. “Los pequeños se olvidan por unos minutos del mal que los aqueja, están más alegres, sus niveles de autoestima y creatividad aumentan y los de ansiedad y depresión disminuyen, lo que los hace más receptivos a la quimioterapia y a la asimilación de medicamentos”, dice.

Pardo cuenta que sirvió como “conejillo de indias”, hace dos años y probó la canterapia, cuando en un accidente se rompió la columna y los doctores no le dieron muchas esperanzas de volver a sus actividades diarias. Entonces varios amigos le hablaron de este tipo de terapia, y comenzó su búsqueda en la Internet y la preparación a los perros. La terapia le “resucitó”. En cuatro meses, se puso de pie.

Y como una forma de compartir ese conocimiento, Verónica y su esposo, Mauricio Dávila, adiestraron a los perros para esta labor. Desde que nacen se comienza con el contacto con niños en escuelas, colegios, hospitales, etc. “Les enseñamos el ruido. Son perros dóciles, cariñosos, pero sobre todo ninguno es agresivo”, asegura Dávila.

Michelle Carrillo, de 8 años, afectada de Leucemia Linfoglástica Aguda, comprueba esas características al jugar con la perrita Preta, su preferida, a quien se acerca para acariciarla, cepillarla, pasearla todos los miércoles antes de entrar a la consulta. Su padre, Mauricio Carrillo, cuenta como el compartir una hora con los animales le ha ayudado: “Ella ha perdido el miedo y ganado autoconfianza para ir a la quimioterapia”. 

También Paulina Villarroel, madre de Shajalí (4 años), a quien le están descartando un linfoma, asegura que su hija es menos arisca y sonríe más por el contacto con los canes. 

Y es que ningún perro juzga la apariencia: que un niño tenga o no pelo, una herida, una cicatriz, el cariño es el mismo, concluye Mauricio Dávila. (EC)







La importancia de un entorno saludable

Bajo el lema "Niños de hoy, mundo del mañana", la Unión Internacional Contra el Cáncer (UICC) recuerda a los adultos la importancia de proporcionar a los niños un entorno saludable en el que se favorezca la prevención del consumo de tabaco y de la exposición al sol, una dieta sana y la realización de ejercicio físico diario. Los expertos señalan que las cifras de cáncer infantil (160 000 cada año) podrían reducirse si se adoptaran estilos de vida adecuados desde la infancia. 

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